Capítulo 10: Un domingo nada normal
A las diez de la mañana llego a la
habitación. Debería de estar cansado, llevo toda la noche sin dormir, pero no,
no lo estoy. Me tumbo en la cama en un intento por conciliar el sueño pero mi
mente va tan deprisa que no puedo dejar de pensar.
Por ella pasan todas las sensaciones que
anoche tomaron posesión de mi cuerpo. Me acuerdo lo bien que me lo pasé con
Lola, hacía demasiado tiempo que no me divertía de verdad. Mi vida, aunque
cambiemos a menudo de país o de ciudad, es bastante monótona. Siempre hacemos
lo mismo. Llegas, presentas, concierto, fiesta…y todo bajo la lupa que vigila
que salga perfecto al detalle. Demasiada presión.
Me acuerdo del beso que le robe cuando
salimos del karaoke. Fue tierno, calmado e intenso a la vez, distinto a todo
los que he recibido en mi vida. Anoche descubrí a una Lola que no tiene que
nada que ver con la de los primeros días. Y, sin duda, quiero saber más de esa
mujer. Quiero conocer mejor cada matiz de su mirada, cada nota de su risa.
Y, por último, por mi cabeza ronda todo lo
que sentí al volver. Llevaba mucho tiempo sin pisar la que siempre a sido mi
casa, el hogar en el que me crié y el lugar donde más duro me dio la vida.
Mi madre, ¿cuánto llevaba sin pensar en
ella? Mucho, tal vez demasiado.
Tenía un carácter agradable, todo el mundo
la quería.
Nunca supimos realmente que le llevó a
aquella adicción. Sé que mi padre se sigue culpando por su muerte. Siempre que
puede afirma que él no la supo cuidar pero mi hermano y yo sabemos que eso no
es así. Él la quería. Lo demostró cuando ella cayó en el pozo de las drogas. La
cuidó, se mantuvo a su lado. Veló por su bienestar y, cuando se dio cuenta de
que nada de lo que hacía había servido, cayó en una pena tan profunda que aún
no ha sido capaz de superar.
Sin embargo, yo, me centré en conseguir
todas las metas que me autoimponía apartando de un plumazo cualquier
sentimiento que quisiera aflorar. Primero los estudios, luego mi carrera
profesional y así fueron pasando los años sin darme cuenta que no había vuelto
a ver ni una simple foto de la mujer que me ha dado la vida. ¿Cómo podía ser
tan egoísta?
Molesto por darme cuenta de lo injusto que
he sido durante estos años, me levanto de la cama y me meto en la ducha a ver
si me despejo.
Dos horas después, estoy dando vueltas por
el salón del hotel que hemos elegido para hacer el reportaje de fotos para el
nuevo CD. Este fotógrafo no me acaba de gustar. Es bueno en su trabajo, hace
unas fotos impresionantes pero es demasiado relajado en las formas.
Lo sé, lo he vuelto a hacer, me he vuelto a
volcar en el trabajo para no pensar. Pero es que no se otra forma de gestionar
todo esto.
-Jonás, haz unas fotos para probar la luz.
-David, relaja. Esto es arte ya
fluirá-contesta mientras se lía un cigarro.
-Jonás, haz unas fotos. Punto.
Me desespera, no sé que le ve mi hermano
para estar tan empeñado en que él sea el fotógrafo. Le oigo suspirar mientras
voy al otro de la sala a ver a la chica de vestuario. Esta mañana me mando un mensaje
diciendo que tenía un problema con los vaqueros. Espero que no sea nada
relacionado con los diferentes tonos de color…
-Buenos días Carol, ¿cuál es el problema?
Despega la cara de la pantalla con una
enorme sonrisa.
- Mira, David, estos son los vaqueros
ideales para el reportaje pero la firma no nos lo ha mandado todavía.
-¿No pueden ser otros? Mandaron un montón
de ropa, tiene que haber algo que nos encaje.
-Ya pero eso son los que quiero.
Vale, me pone de los nervios. ¿Qué más da
unos que otros?
-No sé, Carol, sal y cómpralos. La sesión
es mañana no creo que nos podamos parar en esas cosas. Haz tu trabajo.
Su cara de asombro me informa de que me he
pasado con el tono de voz. Lo reconozco, estoy cabreado y ella lo acaba de
pagar. Sin añadir nada me camino por la sala hasta la zona donde he dejado al
fotógrafo trabajando. Allí esta Lucas, mirándome con una ceja alzada y una
interrogación en los ojos.
-Buenos días.
-¿Qué te pasa, tío? Estás muy tenso.
-Nada.
Contesto mientras comienzo a ver las fotos
en el ordenador. No me apetece hablar del tema. No quiero contarle que ayer
estuve en casa. Prefiero que piense que ayer me fue mal con Lola y que se burle
un rato. Porque lo va a hacer, de echo ya esta tardando.
-Vale, vale ya me acuerdo. Lo que pasa es que
no te gusta la calabaza.
-Lucas, déjame en paz-contesto con una
media sonrisa, sabía yo que no iba a dejar pasar la oportunidad.
Sigo pasando fotos, hasta que topo con unas
que no me esperaba. Allí están las fotos que la directora del hotel me enseñó hace
unos días. Con una seña le indico a mi hermano que mire lo que tengo en la
pantalla y por la cara que pone no parece que le haga gracia.
-Esto es una broma-comenta incrédulo-Jonás,
¿puedes venir un momento?
Vemos como viene con su tranquilidad
habitual hacia nosotros. Decido callar, a ver como se desarrollan los hechos.
De momento está despedido ya veremos si hace falta tomar alguna medida más.
Observo como Lucas maneja la situación
mientras que Jonás intenta justificar las fotos de forma infantil. Se pone a la
defensiva incluso amenaza con más fotos, con hablar con los medios, le dice que
si él quiere le puede hundir la carrera. No sé como Lucas aguanta lo que le
está diciendo. Al final le ofrece un acuerdo, le pide todo el material que
tenga de él a cabo de no denunciarlo. A lo que Jonás responde con bufidos
mientras sale del salón.
-No lo quiero volver a ver-afirma Lucas
cabreado.
-Bien.
Me siento satisfecho por como ha manejado
Lucas la situación, al final una persona así solo nos puede hacer daño. Sin
embargo, no se me escapa que nos acabamos de quedar sin fotógrafo a menos de
veinticuatro horas de la sesión de fotos del nuevo CD. A ver como lo soluciono…